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HABIA UNA VEZ UN MUNDO SIN CANILLAS

Inauguramos un nuevo recorrido donde el agua es la protagonista.

Este circuito se encuentra reproducido en un mapa: seis postas distribuidas en el jardín que ya son parte del guión permanente del Pueyrredón. Una experiencia sensorial, física y emocional en torno a los rastros del uso y conservación del agua como insumo esencial en la chacra del siglo XIX. Una propuesta que abre nuevos interrogantes y miradas acerca del futuro.

“Es clave que el departamento de Educación del museo haya participado de un modo muy activo desde el inicio de la conversación sobre cómo iba a ser este proyecto. Algo poco frecuente en otros museos, en los que estas áreas se suman con la muestra ya montada por los curadores y sin posibilidades de compartir su valiosa experiencia sobre la mirada e intereses de los visitantes”, dijo en la apertura Eleonora Jaureguiberry, subsecretaria general de Cultura de San Isidro.

En la única posta bajo techo, un sensor activa un circuito de agua cerrado que emula de un modo metafórico y abstracto el funcionamiento del aljibe del Patio de los Naranjos, que recogía agua de lluvia con la acción directa del hombre. Cañerías de zinc y un tanque de hierro galvanizado, y sonido de agua circulando nos introducen en una experiencia visual, auditiva y retrospectiva.

En el jardín y junto al jagüel, que se valía del caballo para obtener agua subterránea, una estructura de poleas permite a la gente levantar dos bolsas de arena de igual peso con diferente esfuerzo. Un modo de comprender, poniendo el propio cuerpo, cómo en esos tiempos la tecnología facilitaba la tarea de obtención y conservación del agua.

Como homenaje al molino que habría funcionado en el parque, ahora se levanta otro, pero en bambú y de casi cinco metros, que simboliza la capacidad de adaptación de la naturaleza y ese avance tecnológico que en el siglo XIX dejó atrás la tracción a sangre para valerse de los vientos. Un artefacto vinculado con el pasado, pero también vigente y con una fuerte tendencia hacia el futuro.

El río, muy presente en la casa desde sus inicios, y las dos fuentes, que dan cuenta de otra época y del uso ornamental del agua, también integran esta experiencia y disponen, como en las otras cuatro postas, de códigos QR en forma de gota para profundizar sobre el uso del agua desde el punto de vista tecnológico, la crónica y la poesía, y de William Hudson a Lucio V. Mansilla.

Cerca del laberinto de boj, cuelga una biosfera de policarbonato cierra el recorrido e interpela sobre la fragilidad de nuestro planeta. En su interior, lentejas de agua, salvinias, camalotes y demás plantas que funcionan como un ecosistema acuático y hermético.

“Esperamos que esta muestra, que de algún modo nació y tuvo en cuenta el interés de visitantes que suelen salir corriendo para ver el aljibe, nos ayude a revisitar la cuestión del agua en la casa con una mirada renovada, más inquieta y curiosa”, comentó Cecilia Lebrero, a cargo de la gestión la colección del museo.

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INTENDENTE MUNICIPAL
Ramón Lanús

SECRETARIA DE EDUCACIÓN, CULTURA Y TRABAJO
Mercedes Sanguineti

SUBSECRETARIA DE CULTURA
Carolina Ruggero

DIRECTOR GENERAL DE GESTIÓN CULTURAL
Matías Sicardi

GESTIÓN DE COLECCIONES
Lic. Cecilia Lebrero

ÁREA EDUCATIVA
Karina Alvarez, Ing. Agr. Cecilia Bolla

ENCARGADA DEL JARDÍN
Ing. Agr. Cecilia Bolla

SECRETARIA
Karina Alvarez

MANTENIMIENTO
Yanina Amarillo, Lucas Campero,
Laura Santibañez, Omar Toloza

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